EL CHOCÓ NO PUEDE SER UNA TRÁGICA MODA

Una reflexión a partir de la última tragedia del Chocó y la necesidad de transformaciones sociales estructurales.

Yurany Andrea Monsalve

1/14/20241 min read

El departamento del Chocó, en Colombia, es uno de los territorios más ricos en cultura y biodiversidad del mundo. Habitar el Chocó es conocer una población principalmente negra/afro e indígena que convive en medio de un verde profundo y circula por el agua, una población llena de rituales, de música, de comida deliciosa, de costumbres que se niegan a desaparecer, pero también es sentir un filo en el alma permanente al darte cuenta de su empobrecimiento histórico que parece intencionado, de su invisibilización ante el resto del país y del mundo, de su abandono.

El Chocó reaparece cuando le visita la tragedia, cuando mueren niños y niñas por desnutrición, cuando desplazan a una comunidad, cuando en una peligrosa vía muchas personas pierden la vida a causa de un derrumbe, cuando los desastres ambientales se une con los problemas sociales. Ahí es lamentablemente, cuando recordamos que esa tierra mágica existe.

Es hora entonces, con la última tragedia a cuestas, que el país y el mundo mire al Chocó y deje ahí su mirada, porque no puede ser un asunto de modas trágicas, de la empatía del momento, el Chocó necesita desterrar la corrupción que se lo come desde adentro, promover los liderazgos que surgen en sus tierras y que no pueden olvidar de dónde vienen, generar apuestas de transformación social a mediano y, sobretodo, a largo plazo, y unir esfuerzos para que no sean organizaciones aisladas (principalmente internacionales) desarrollando proyectos de corto aliento que en un tiempo se van.

El Chocó requiere intervenciones sociales innovadoras, que partan de las grandes potencialidades de su gente y de su tierra, que nazcan ojalá desde sus habitantes, sus liderazgos renovados, superando neocolonialismos altruistas que siguen haciendo más de lo mismo.